El artículo se propone estudiar la novela Mar de leva (2018) del escritor colombiano Octavio Escobar Giraldo y entender de qué manera se narra la ciudad escenario, en cuyo deambular se disipan y disimulan fracturas humanas venidas de situaciones adversas sin resolver. La novela construye una narrativa del espacio que parece no pertenecerle a nadie y al mismo tiempo a todos, en cuyo vértice se enuncian complejas cotidianidades que encubren un discurso saturado por el espectáculo que promete la ciudad escenario. Este espacio citadino arrastra la utilidad de un discurso globalista en el que, si bien se destacan los mapas nostálgicos e imaginarios de un Costaguana lejano, también formula un corredor virtual en el cual la expectativa de lo cotidiano se vive en la complejidad e incertidumbre de lo que no será.