En el presente artículo se estudia la relación del poeta andaluz Federico García Lorca con la blanquitud. La lectura temprana de la obra filosófica de Nietzsche es uno de los resortes que desatan la búsqueda lorquiana de una verdad profunda dionisiaca cuya antítesis se sitúa en el ámbito de la blanquitud apolínea. La gran obsesión de Lorca es hallar una calidad misteriosa de verdad profunda de tipo místico que el poeta explora a través del cante primitivo andaluz y que reconoce también en la música y la danza afroamericana. La búsqueda de esa verdad profunda implica, en el plano estético, el desenmascaramiento del arte deshumanizado en boga en los años veinte. Se verá, a través del análisis de “Oda a Salvador Dalí” y Romancero gitano, que lo que mueve a Lorca en su defensa y representación del gitano o, después, del negro afroamericano es, además de su solidaridad innegable con los pueblos perseguidos, una estilización de la verdad dionisiaca “impura” que está en la raíz de su inquietud artística. En última instancia, la obra de Lorca contribuye a visibilizar una realidad racial diversa en una España tradicionalmente resistente a aceptar un mestizaje que está en la raíz de su historia.